Por Fernando Premoli

La reconstrucción y el falso dilema de la post pandemia

Diagonal Norte
3 min readOct 26, 2020
Crédito: @USGS — Unsplash

Gran parte de los paradigmas que solíamos tener ya no existen; esto no es una noticia. En los últimos meses, nos cambió el concepto de “pre” y “post” pandemia: la peste llegó, está entre nosotros y, a ciencia cierta, nadie visualiza su erradicación en el corto plazo, y mucho menos la posibilidad de que no vuelva a repetirse.

Ahora, el desafío está planteado en la forma de encarar este proceso que deja al descubierto las limitaciones de muchas políticas públicas en los más variados sectores y geografías de Latinoamérica.

Está claro que nadie predijo esta catástrofe, ni en su dimensión ni en las secuelas. Sin embargo, hoy se vuelve necesario adaptar las políticas vigentes a la realidad de los años por venir. Y, para definir soluciones, tenemos que hacer bien las preguntas.

La flexibilidad, el diálogo y la eficiencia, son pilares que deberán sostener los gobiernos, organismos y el mundo empresario para un futuro regional equilibrado y de desarrollo sostenible.

Flexibilidad

Los gobiernos deberán adaptar sus incentivos al sector empresarial, ofreciendo nuevas condiciones que favorezcan el crecimiento del capital privado. Para esto, será necesario repensar las recetas usualmente empleadas — y, en general, fiscalistas — en pos de acompañar de manera asertiva la generación de riqueza, empleo y equilibrio en toda la región. Los incentivos transversales son una garantía de transparencia y ecuanimidad en contextos de alta demanda de resultados y de tiempos acotados para generarlos. Las recetas unidireccionales van perdiendo efecto y resultado, cuanto mayor y más general es la crisis.

Los organismos multilaterales continuarán aportando recursos, ideas y velocidad de concreción para que esta nueva generación de políticas llegue rápidamente a su objetivo final, no sin antes colaborar en el mapeo e identificación de necesidades.

El sector privado deberá participar en la formulación de las ideas, con un mayor involucramiento y la más alta dosis de compromiso voluntario que pueda entregar.

Diálogo

Las herramientas de integración y de búsqueda de consensos deberán constituirse en el camino a seguir por todos los gobiernos nacionales y subnacionales de Latinoamérica para la determinación de objetivos comunes y cursos de acción que impacten en la adaptación a las nuevas realidades.

En este caso, el rol de los organismos regionales es más importante aún, para poder generar el diálogo entre sectores, trascendiendo las fronteras físicas.

El empresariado, preferentemente representado por su interlocutores naturales, las cámaras y agrupaciones, tiene un lugar privilegiado y necesario en la mesa, aportando una mirada basada en la viabilidad de los planteamientos y de los caminos para lograr los objetivos deseados.

Eficiencia

Como último factor prioritario, la eficiencia será condición necesaria para que todos los involucrados en los acuerdos y acciones utilicen de la mejor manera sus acotados recursos técnicos y humanos, a fin de resolver los problemas que la nueva realidad vaya planteando.

Todo esto: la adaptación a los cambios, la permeabilidad al diálogo franco y la optimización de los recursos escasos deberán contar, necesariamente, con un marco rector, donde las fronteras de Latinoamérica, lejos de configurarse como límites divisorios, buscarán ser vehículos para fomentar la integración y, de esta forma, amalgamar los principales lineamientos de los gobiernos nacionales y los actores locales.

Sólo de esta forma, la reconstrucción, el pre y el post, serán conceptos incluidos en los textos y no la línea de partida de los tiempos que vienen.

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